El tratamiento de la fiebre tifoidea debe seguirse siempre bajo supervición médica. “Aparte de las medidas generales de adecuada nutrición e hidratación existe un tratamiento específico con antibióticos”, señala Marimón. “Normalmente se utilizan fármacos como las fluoroquinolonas, las cefalorraquídeos de tercera generación o las azitromicinsa. Para eliminar el estado de portador se utiliza principalmente ciprofloxacino”.
La convalecencia puede durar varios meses, pero los antibióticos disminuyen la gravedad y las complicaciones de la fiebre tifoidea, así como la duración de los síntomas.
Durante la terapia es necesario que la persona se alimente con frecuencia debido a las hemorragias intestinales u otras alteraciones del tracto digestivo. En ciertos casos debe administrarse alimentación por vía intravenosa hasta que el paciente pueda digerir los alimentos.
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